PERON Y LA BOMBA V3 DE HITLER



(*) Lic. Pablo A. Vázquez


La conocida Bomba V2 (Vergeltungswaffe 2), también denominada “A-4” en su fase inicial, fue el primer misil balístico usado por el Tercer Reich en los finales de la Segunda Guerra Mundial. También fue el primer aparato que hizo un vuelo suborbital, siendo el antecedente [  ]de los cohetes modernos.[] Diseñado por Wernher von Braun, la V2 fue utilizada masivamente desde las costas francesas para destruir Londres y lograr la rendición británica. Sucesor de la V1, que fue un misil de crucero, este misil – por la avanzada aliada - tuvo poco impacto real en revertir el curso de la derrota del Furher.


Una vez terminada la guerra, los modelos y planos del V2, junto a los técnicos y científicos alemanes, pasaron a manos de los Estados Unidos - a través de la Operación Paperclip[1] -[][] y de la Unión Soviética. Los científicos alemanes fueron empleados por EE. UU para explorar y sondear la atmósfera superior y desarrollar el misil PGM-11 Redstone. A su vez, []Braun y su equipo crearon el cohete Saturno V en la NASA, que llevó al hombre a la Luna en 1969 con el programa Apolo.
Tras 1945 y el triunfo aliado las ciudades europeas del sector occidental que convirtieron en un hirviente caldero de espías y vendedores de secretos al mejor estilo de las brumosas imágenes del film El Tercer Hombre, con agentes con gabardina, sombrero de ala y secretos para ofrecer al mejor postor.
En su libro de memorias el Embajador Benito Llambí, gran colaborador de Juan Perón desde los tiempos del GOU y de destacada intervención en la vida política del justicialismo, relató como casi la Argentina pudo tener acceso a los planos del misil V 3, una versión avanzada de la más famosa V2.
Llambí relato: “Era el 7 de marzo de 1947, y si bien había accedido a viajar a Paris para encontrarme con (…) el enigmático señor Halmos, era debido a la sorpresa que me había deparado, unos días atrás, Henri Guisan, al preguntarme “¿Le interesaría al gobierno argentino adquirir los planos de la bomba V3?”. Apenas salido de mi asombro inicial, Henri me había explicado de qué se trataba. El director de la célebre fabrica secreta alemana que produjo los misiles balísticos V1 y V2, Werner Von Braun, se encontraba oculto en la zona de ocupación francesa. Pese a los esfuerzos de rusos, ingleses y estadounidenses, toda la documentación y archivos de la fábrica no habían podido ser hallados y se encontraban en poder de su inventor. Entre esa documentación, estaban los planos del ultimo desarrollo misilístico que había logrado la fábrica, la V3, que alcanzaba distancias de hasta 5.000 kilómetros a velocidades superiores a los 1.500 kilómetros por hora. El inventor, así como cinco o seis ingenieros (…) veían con buenos ojos la posibilidad de ponerse al servicio de la Argentina. Habían entablado una suerte de sociedad con una persona (…) que residía en Austria. Esta persona, socia de Von Braun, era la que a su vez había comisionado al señor L. Halmos para ofrecer la venta de los planos y la eventual contratación del inventor y sus técnicos.”
Continuó Llambí su relato: “Dado el carácter del asunto que se ponía en mis manos, mi decisión fue solicitar el envío, por parte del Ministerio de Guerra, de un oficial y de personal idóneo que pudiera evaluar técnicamente la oferta (…). Mi informe preliminar sobre la cuestión, acompañado de un paper en el que Halmos hacía una presentación del tema en líneas muy generales lo remití a Buenos Aires por intermedio de un oficial que estaba de paso por Berna con una comisión del Servicio de Informaciones, el teniente primero Castro. El paper de Halmos (…) incluía un detalle mayor sobre el combustible de la V3, denominado MYREL 70 – 100.”
Amargamente concluyó el autor su relato: “Nunca tuve un conocimiento preciso de las razones por las que la Argentina no aceptó la propuesta. Transcurrido un tiempo, se hizo imposible seguir sosteniendo el compromiso de reserva para la Argentina del ofrecimiento, y dejé en libertad al respecto al señor Halmos. Como es bien sabido, von Braun y su equipo terminaron contratados por los Estados Unidos, dando origen a su industria misilística.”[2]
La historia pudo haber sido otra? En la Argentina industrialista de Perón con el avión Pulqui, la siderurgia y los ferrocarriles del I y II Plan Quinquenal, este proyecto hubiese cuajado si el equilibrio geopolítico de la Guerra Fría - donde se coincide con el pronunciamiento de la Tercera Posición, y la gira internacional de Evita de ayuda social y establecimiento de relaciones comerciales con el viejo continente[3] – le hubiese dado margen de maniobra al líder justicialista. EE. UU hubiese operado para desactivar esa iniciativa, como opero cuando, tras el golpe de 1955, se desactivó la producción del Pulqui y demás avances industriales argentinos.
Luego vendría Ronald Richter y la energía atómica desde Argentina, o el impulso del inicial CONICET… pero esa es otro tema!


[1] La Operación Paperclip de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos para reclutar científicos alemanes especializados en cohetes, armas químicas y experimentación médica durante la Segunda Guerra Mundial. Más de 700 científicos y sus familias fueron llevados a EE. UU, sin el supuesto conocimiento del Departamento de Estado. Numerosos documentos fueron reescritos para limpiar el nombre de los científicos envueltos en esa operación, a fin de impedir que cayeran en manos soviéticas.
[2] LLAMBI, Benito, Medio siglo de política y diplomacia (memorias), Bs. As, Corregidor, 1997, pps. 109 - 110. Ver también Anexo Documental pps. 467 – 469.
[3] Ver CIPOLLA, Damián, MACEK, Laura,  y MARTÍNEZ, Romina, La embajadora de la paz, la gira internacional de Eva Perón, Bs. As, Instituto Nacional Eva Perón, 2008.


(*)Académico de los Instituto Nacional Eva Perón
e Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas


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