*Por Pablo Salicito
Pese a los alentadores vientos de cambio que soplaron brevemente sobre nuestro continente con la asunción de Obama, el horizonte se está tiñendo nuevamente de oscuro por la intención norteamericana de instalar siete bases militares en Colombia.
La política de distensión con Cuba y una actitud más amistosa y contemplativa con América latina parecen haberse transformado en fallidas esperanzas. Los halcones de
Es así que para reemplazar a la base militar de Manta, que se cerrará por la decisión soberana de Ecuador, el Pentágono decidió abrir siete bases en Colombia. La diplomacia norteamericana no necesitó mandar emisarios para explicar la medida ya. que el propio presidente Uribe ofició como embajador de
La diferencia con otras épocas de la trágica historia de América del Sur, es que esta vez los gobiernos del Cono Sur no tienen una actitud tan pasiva ni entreguista. Ninguno come vidrio y saben que la finalidad de la presencia de los marines, es controlar los recursos naturales que guardan las entrañas de América latina. Tanto los recursos energéticos como las reservas de agua potable son un bocado demasiado tentador y
Brasil ha logrado instalarse como una potencia regional y no resignará el papel preponderante que ha adoptado. Sabe además que el Amazonas es uno de los principales objetivos. Varias veces gobiernos del primer mundo han planteado la necesidad de declarar a la selva como ¨patrimonio mundial¨ a lo que Brasil ha respondido que no compartirá la soberanía amazónica con ningún país extra continental.
Otro objetivo de importancia para Washington son las reservas petroleras venezolanas, en manos de un presidente no muy afín a Estados Unidos como Chávez, quien se atrevió a poner condiciones a las empresas norteamericanas que explotan
Los objetivos son variados y las formas para llegar a ellos también pueden ser diversas, a las amenazas de intervención directa que representan las bases y
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