CRÓNICAS DE LA MILITANCIA: ENTREVISTA CON LUIS CARO


*Por Eliana Valci

 Luis Caro es marplatense, cantante, músico y actor iniciado en la Comedia Marplatense que dirigía Gregorio Nachman, director de teatro desaparecido en la última dictadura militar; y en esta oportunidad conversa con nosotros acerca de su militancia y un personaje tan querido, aunque olvidado por  la comunidad, como lo fue el “Tano” Laureti.


Cuándo comienza tu actividad política?

Yo comienzo a militar en la campaña por el regreso de Perón que se llamo Luche y Vuelve, fue una campaña que se hizo en todo el país. Ese fue el inicio de mi militancia más o menos orgánico, porque vos sabes que los artistas somos medios inorgánicos (risas).
Esto me trajo muchos vínculos y muchas cosas lindas, porque en el triunfo de 1973, obviamente yo participe en todas las tomas, cantaba para que los muchachos, los compañeros no se durmieran y otras cosas más.
También cantaba en todas las peñas universitarias, fue un momento muy bonito de mi vida.
Me llevaban a todos los barrios, hacía la apertura de todos los barrios, incluso tengo un cuento escrito sobre ello, que se llama “Las Hinojosa”, que es muy significativo, porque es acerca de un barrio muy lejano, que hoy es muy popular, pero era muy lejano en esos años en que fuimos a abrirlo, con la magia de la guitarra.

En qué movimiento u organizaciones participaste?

Empecé en la Juventud Peronista, que después se transformó en la Gloriosa JP, con todos los pros y el contra que ellos tuvieron.
Lo mío era una militancia bastante floja, aunque los compañeros me respetaban mucho, porque gracias a algunas virtudes, yo podía ser muy útil.
Orgánicamente, milité un año en el Barrio Gral. Belgrano, donde armamos una Unidad Basica, con una salita médica que brindaba primeros auxilios, con un dispensario médico, también dábamos apoyo escolar. Y ahí, ya empecé a llevar a mis amigos, fue el Cuarteto Zupay; otra vez lo llevé al viejo que era un maestro, a Jaime Dávalos, patriarca del folklore nuestro, y también intenté llevarlo al cabezón Guaraní.
Yo milité hasta que empezó la lucha interna, nunca me impliqué porque yo era muy pendejo, me asustó mucho la violencia y me puso en un lugar muy triste. Pasé el golpe acá y en seguida me fui al exterior con mi mujer y una hija que ya tenía.   

Cómo lo conociste a Jorge Laureti?

En los años ´71/´72, nos cruzábamos con Jorge en dos lugares, en la Comedia Marplatense, porque él había formado parte con Gregorio Nachman, y yo también, claro que él ya era actor y director, y yo era un pibe que a penas recién empezaba; y luego porque él tenía un teatrito por la calle Belgrano, creo que casi Santa Fe, en una galería.
Yo coincidía con él en dos cosas, primero porque a veces iba al teatrito, y porque arriba había una novia que yo a veces frecuentaba (risas); también nos encontrábamos en un lugar muy bonito, que era un café, que quedaba en la Universidad, cerca de la calle Marconi, y yo a veces tocaba ahí, y el siempre andaba dando vueltas ahí con sus grupos y su gente.

Qué incidencia tuvo Laureti para la cultura y la vida de los marplatenses?

 Jorge era un gran motivador, un gran luchador, forjador de lo que es la producción independiente, porque a nosotros nunca nos ayudó nadie. Jorge ha sido y será un ícono en eso, un gran productor, un gran realizador, un tipo que conmovía con su espíritu encomiable, con su lucha.
Para mí, que soy un poco más joven, él fue una referencia muy importante, y creo que para los marplatenses que tuvieron buena leche, que no tiene interese políticos encontrados y aún los que no estaban de acuerdo con Jorge lo tendrían que reivindicar.

Hoy como ves la militancia?

Ya en los ´90, la vi rara, rara porque era una militancia distinta. Nosotros en los ´70 nos pagábamos el boleto del colectivo para ir a militar, y en los ´90 ya era todo un poco más clientelar, porque los muchachos empezaban a querer cobrar el viático, y a profesionalizarse en eso.
Yo creo que esta reacción esta más vinculada a la puta miseria, que a la política, pero este es un tema casi sociológico, que no me corresponde, y además no estoy en condiciones de criticar demasiado. 
El hecho de que uno viva casi profesionalmente de lo político, le hace a uno perder cuestiones éticas, que son básicas para cambiar las cosas; y uno como que se empieza a adormecer un poco.

Qué le dirías a un joven que quiere participar en política?

Como yo tengo un mensaje medio escéptico, no quiero contaminar a los jóvenes, por eso no me meto.
Tengo un pensamiento escéptico, que más bien está vinculado a una cuestión existencial, que a una cuestión política real, entonces menos que menos quiero meterme a complicarle la vida a las personas.
Vos me preguntas esto, y yo trata de sincerarme con vos, pero no es un tema que lo hable públicamente. No me parece que los que fracasamos en el intento por cambiar algunas cosas, tengamos espacio para quemarle la cabeza a los jóvenes, no me parece que tengamos mucho derecho, si para alertarlos de algunas cuestiones, pero pienso que los jóvenes tienen que hacer su experiencia como la hicimos nosotros.
Creo, que por una cuestión generacional, incluso de vida, están bastante despabilados, yo tengo mucha confianza en que los jóvenes van a cambiar muchas cuestiones de nuestro país.

Entonces, en qué alertarías a los jóvenes, por ejemplo?   

Básicamente en todo lo que tiene que ver con el pensamiento medio místico. Nosotros tenemos una historia que en algún momento estuvo vinculado a lo místico, a lo irracional, y que extrañamente en estos tiempos se han querido como reproducir.
Yo creo que eso no existe y que hay que tener mucho cuidado con ese tema. La realidad histórica es una, se puede mirar y se puede leer desde varios lados, pero hay que tratar de verla con la mayor autenticidad posible, para hacernos cargo de las cosas buenas y de las cosas chotas.
Nosotros observábamos nuestras acciones, con escaso poder de autocrítica y muchas veces por no asumir nuestros errores, a lo que hoy se le dice la oposición, lo liamos con cosas metafísicas, pero que no son tales. El conflicto del campo, fue una cuestión muy significativa en torno a esto, donde llegamos a decir cualquier boludez y  a darle demasiado pasto a la oposición. Pienso que hay que tener mucho cuidado en estas cuestiones, para leer bien la realidad y tratar de mantenerse lo más cercano a la gente; lamentablemente muchas veces las personas por la locura de llegar al poder se terminan alejando de las bases, e inventan discursos que no son tales y justificaciones que son menores.
Entonces, lo jóvenes tienen que ser reservorio de la cosa un poco más lírica, porque siempre van a ir por más, eso es natural, y además porque  pueden ser un poco el control de la locura.
 Por lo tanto, alertaría a los jóvenes de cómo se construye el poder y cómo se financia la política, que es a dónde esta la mayor joda, donde están las zonas más oscuras y a donde se producen los mayores descalabros

Actualmente, seguís militando?

Yo reincidí, debo ser sincero, fui  el que inventó la Red Federal de Cultura del FREPASO. Reincidí en los ´90 con una experiencia muy frustrante para mí, porque era como creer que refundábamos una corriente popular interesante, especialmente nosotros que veníamos del peronismo y terminó con una alianza muy frustrante. Es una frustración colectiva, de la cual me hago cargo, y que me terminó por liquidar, ya no volví a participar en política desde entonces; si bien sigo con mucha alegría las cosas que se han podido construir luego, ya no he vuelto a militar, y no creo que vuelva por una cuestión básicamente de tiempo, estoy muy ocupado en la lucha cotidiana de “morfar”, y en lo artístico sigo escribiendo y produciendo, y además lo hago en forma independiente, y no quiero perder mi objetividad ni mi independencia con respecto a eso. He tenido montones de ofrecimientos para hacer cosas, pero no creo que sea el momento para mi, por una cuestión personal.  

De tu militancia, cuáles son los aspectos positivos y cuáles los negativos?

La militancia política, siempre me produjo una felicidad enorme, una felicidad interna, que está vinculada también a todo lo que yo podía crear e imaginar, para cambiar y construir y eso está muy emparentado con mi vida.
He ido militando donde he podido, donde he estado y eso lo más importante que me permitió es soñar, aprender a soñar y a realizar, a tratar de cerrar las ideas.
Yo trabajaba con un titiritero, con el cual recorríamos todo el país, y creo que con él caminamos más el país profundo que mucho de los políticos que tienen chapa y representación para hacerlo. Fue una experiencia increíble.
Y el aspecto más negativo, es la rosca, la decisión siempre inconsulta, la mesa chica, eso es lo más triste. Eso no es bueno para la política en general.
Desgraciadamente, se sigue construyendo con ese espíritu de gerenciamiento, y eso jode mucho, porque hay momentos de la vida en que hay que tomar decisiones, no se puede estar en estado parlamentario todo el tiempo.
Hoy lamentablemente, también sucede esto, y creo que son las cosas a mejorar.

*Directora Revista Ida & Vuelta

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